Esta exposición tiene una de sus raíces en una conversación con el
profesor José Luís Sanz, catedrático de Paleontología en la UAM, cuando
le conocí, hace ya más de 20 años. Recuerdo que me cautivó su
razonamiento de que los dinosaurios no se habían extinguido, que algunos
seguían entre nosotros en forma de pájaros, y que las pruebas de ello
son argumentos paleontológicos que tienen su base de continuidad en la
genética.
Hay genes que vinculan directamente a los gorriones de hoy con los
tiranosaurios con plumas. Algo parecido podría concluir quien en estos
días (finales del año 2009) tenga en su mano un iphone o una blackberry y
se pregunte por qué el teclado -virtual o real- que maneja con un solo
dedo tiene esa extraña distribución de las letras. ¿Por qué están
ordenadas así y no de otra forma que podríamos considerar más lógica,
por ejemplo, alfabética?. Más o menos todos tenemos interiorizado el
alfabeto y sabemos qué letras están al principio y cuáles al final. Pero
sin embargo, pocas personas saben de memoria el orden de las letras en
el teclado que tienen hoy todos nuestros ordenadores: qwerty…?
El motivo de ese orden caprichoso no es otro que la herencia. Los
ordenadores -y los móviles de hoy lo son- han heredado su teclado de las
máquinas de escribir. Es como si fuera un rasgo anatómico inexplicable
que una especie de seres vivos mantiene, sin que podamos justificar su
utilidad, como pueden ser en los humanos el apéndice o el cruce de las
vías respiratoria y digestiva.
Captura:
Enlace de Descarga: [37.0 MB]